Los cinco años para la prejubilación
Señora Elma Saiz, ministra de Seguridad Social, Migraciones y Asuntos Sociales. La he visto en la manifestación del Primero de Mayo, pidiendo mejoras para los trabajadores, y me pareció surrealista. Me explico: está en sus manos mejorar la vida de los trabajadores con minusvalías, suprimiendo los dolorosos cinco años que exigen para conceder la prejubilación, una vez un comité evaluador te lo ha concedido. No es por si mejoramos, pues solo puntúan enfermedades crónicas o degenerativas. La única explicación que se me ocurre es que tiremos la toalla y así darnos una miseria de pensión. Es chocante. Como dice el refrán, «a Dios rogando y con el mazo dando». Por favor, suprima los cinco años de espera dolorosa, de lo contrario es ridículo verla en una manifestación obrera. Sergio López González. Vigo.
No ha cambiado
Nada ha cambiado en él. Los años de ejercicio en el poder no le han normalizado como presidente. Las travesías del desierto y los momentos de escapismo tampoco le convirtieron en alguien modesto o razonable. Su campaña permanente gira más que nunca alrededor de su propia persona. Sigue sin pensar en los ciudadanos como individuos. Solo acepta la «movilización social» aduladora. No reconoce más reglas que las que juegan a su favor. Ha institucionalizado más que nunca la mentira y no vive más que en su realidad alternativa. No asume ninguna falta, ningún fracaso, ni acepta ningún posible castigo como legítimo, ni se siente en lo más mínimo corresponsable de nada. Se presenta invariablemente como un ganador mártir, si bien víctima triunfante que nadie es capaz de parar, caiga quien caiga y haga lo que haga. Quiere operar a su país en carne viva, para transformarlo de raíz, como un cirujano de hierro. Él sabe lo que conviene hacer. Es un punto y aparte. Se lo garantizo. Hablo de Trump, por supuesto, no vayan ustedes a pensar... José Eguiagaray. Bruselas.